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Jueves 03 de Noviembre del 2022

Mientras alcance para todos, no me importa que me roben…

Autor: Mara Perez Cadenas


Latinoamérica parece condenada a hacer de la corrupción una moneda corriente, desconociendo que corrupción, pobreza y violencia están en ligadas


Mientras alcance para todos, no me importa que me roben


Parece un pensamiento imposible de asumir, desafortunadamente es una frase que he escuchado decir a muchos empresarios, por increíble que parezca.

¿Por qué alguien permitiría que le roben? ¿Tú lo permitirías?

No es aceptable que nuestra cultura “normalice” ciertos comportamientos: tales como la corrupción, el fraude, gobiernos ineficientes, instituciones improductivas, entre muchas otras.

¿Por qué no podemos pretender ser como Holanda, Singapur o Noruega? ¿Por qué sí somos capaces de tanto, si somos creativos, trabajadores, no podemos tener límites estrictos y pensamos y actuamos en grande? ¿Por qué pensamos en que está bien que “nos roben” porque es “normal” porque así somos los “mexicanos”?

De acuerdo con Ronald R. Cressey, para que se cometa un fraude se tienen que dar tres situaciones:

1. Que el individuo que lo va a cometer se sienta presionado o motivado

2. Que el individuo lo justifique, es decir, lo racionalice

3. Que el individuo encuentre una oportunidad

Si bien el actuar de los individuos es una decisión totalmente personal, yo estoy 100% convencida que las empresas pueden prevenir ser “presa de fraudes”.

Evitar contratar colaboradores carentes de valores, es posible, existen hoy en día herramientas que permiten minimizar los riesgos de contratar personal deshonesto, además de que se pueden y deben implementar procedimientos de validación de información, incluso que permitan poner a prueba a los candidatos.

Por otra parte, para que el individuo NO encuentre una oportunidad, depende 100% del empresario, ¿cómo? A través de un eficiente sistema de control interno.

Entonces, ¿el fraude se puede evitar?, mi opinión es que definitivamente sí. Como dice el modelo de Cressey, para que se ejecute el fraude tienen que existir tres elementos y uno de ellos depende 100% de mí, como empresario, que es evitar que el individuo encuentre una oportunidad.

Cuando las empresas se institucionalizan y dejan de ser “changarros” (negocios informales y precarios), situación que dicho sea de paso, es totalmente atribuible a decisiones de los empresarios, no a situaciones exógenas, se enfocan a crear, documentar y comunicar políticas, procesos, controles, entre muchas otras acciones.

Pero desafortunadamente, muchas empresas se quedan pequeñas porque no deciden invertir en sentar bases sólidas para su crecimiento, siguen pensando que la misión, visión, valores, código de ética, canales de denuncia, procesos, son documentos que no sirven de nada; que la capacitación es un gasto, cuando en realidad, todo lo anterior y más, es la base de una cultura empresarial sólida, para un crecimiento sistémico y ordenado. Son ahorros totalmente malentendidos.

Lo más increíble es que un fraude, una fuga de dinero, malas prácticas, errores, cuestan mucho más, que invertir en institucionalizar cualquier negocio. Amén de la imagen reputacional que puede verse amenazada, con costos incalculables para nuestra empresa/marca.


El Autor

Mara Perez Cadenas