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Miercoles 26 de Octubre del 2022

¿Lula o Bolsonaro? La pérdida de la ética y la moral en la política brasileña

Autor: Cusi Huallpa


Este domingo 30 de octubre Brasil decidira


Lula o Bolsonaro La pérdida de la ética y la moral en la política brasileña


Brasil es la economía más grande de Latinoamérica, y la onceava economía mundial, basados en su Producto Interno Bruto, que es de 1.8 billones de dólares. Si medimos su PBI en base a la Paridad de poder adquisitivo es de $ 3.6 billones, y la convierte en la octava economía mundial. Su población supero este año los 215 millones de habitantes, con un PBI per cápita de 8500.00 dólares, menor al de sus vecinos uruguayos y argentinos, menos de la mitad del PBI per cápita chileno. Después de Estados Unidos es el país más poblado de las Américas. Es el quinto país más grande en superficie, 8.5 millones de kilómetros cuadrados

Estos datos convierten a Brasil en un gigante a nivel mundial, sin embargo, la verde amarelo no deja de ser una promesa frustrada constantemente.  Tiene periodos de auge económico, y repentinas caídas, que le impiden superar la valla de país de ingresos medios. Una de las razones por la que Brasil no consigue aprovechar todo el potencial que tiene es mantener a buena parte de la población sin servicios eficientes, como es educación, salud o seguridad. La inseguridad de las ciudades brasileñas es cotidiana.

En este panorama el futuro de Brasil no parece prometedor. Ni Lula, ni Bolsonaro han sido una solución para un país que por sus dimensiones y riquezas naturales y humanas debería ser hace mucho una potencia económica mundial, y la locomotora que empuje al resto de países de la región. Ambos representan el extremismo ideológico que no une, sino divide a los brasileños. De ser reelegido Bolsonaro, seguirá negándose a proteger la selva amazónica, porque cree que los empresarios brasileños tienen derecho de explotarla, así pongan en peligro el ecosistema de miles de pueblos originarios selváticos. De ganar Lula volverá a liderar una izquierda Latinoamérica que sigue empoderando a la dictadura cubana, y hace oídos sordos al clamor de nicaragüenses y venezolanos por recuperar una democracia perdida.

Tanto Lula como Bolsonaro tienen una postura amable con el tirano ruso, Vladímir Putin. Bolsonaro no ha dudado en demostrar su admiración por el hombre fuerte ruso, y nadie duda que quisiera seguir su ejemplo y mantenerse en el poder indefinidamente.

En el caso de Lula, este mantiene su postura trasnochada de considerar a todos los enemigos de Estados Unidos como sus amigos, viendo a Rusia como un aliado. Una anécdota, en 2009 el ex presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, se reeligió fraudulentamente, provocando la protesta de decenas de miles de iranies, sobre todo estudiantes universitarios, la respuesta del régimen fue disparar y golpear a los manifestantes, y cientos fueron encarcelados. Cuando las protestas legitimas del pueblo iraní eran reprimidas de forma violenta, Lula da Silva aparecía ante los medios con Mahmud Ahmadineyad estrechando su mano, un espaldarazo al régimen teocrático iraní. Eso pinta de cuerpo entero a Lula, alguien sin ética y moral, para quien la ideología esta por encima de los derechos humanos.

¿Lula ha cambiado?

El recuerdo que tenemos los latinoamericanos de Lula es que fue en la practica el representante comercial de la gigante brasileña Odebrecht, era quien recomendaba a todos los presidentes de la región que recibieran a los ejecutivos del Odebrecht. La mejor prueba de la íntima relación, Lula-Odebrecht, es que el 2011, en plena campaña electoral peruana, Lula, entonces presidente de Brasil, le pidió a Marcelo Odebrecht que le transfiriera al candidato de la izquierda peruana, Ollanta Humala, 3 millones de dólares. Hasta ahora Lula no puede explicar el origen de esos millones que el dueño de la constructora Odebrecht dono al candidato Humala. ¿Odebrecht manejaba la caja chica del partido de los trabajadores?

Lo mas lamentable es que durante los dos periodos de Lula da Silva se generó, en todos los estamentos del estado brasileño, una red de corrupción, siendo la punta del iceberg la petrolera Petrobras, donde se descubrieron millonarios contratos entre esta entidad publica y constructoras como Odebrecht. Esta red sobornaba a funcionarios públicos, diputados y senadores, y lideres políticos, todos tenían un precio que pagaban las constructoras para conseguir contratos con sobre costos.

En cualquier país democrático y civilizado quien haya permitido, por obra u omisión, que durante su gobierno la corrupción se impregnara en su administración, no se atrevería a volver a postular, perdería credibilidad; pero en países como Brasil un presidente coludido o encubridor de corruptos sigue teniendo vigencia.   

Nada bueno debemos esperar los latinoamericanos si es reelegido Bolsonaro, o Lula, ambos han demostrado incapacidad para gobernar Brasil, solo aprovechan los auges de las materias primas, pero cuando el precio de las commodities cae las crisis en Brasil se prolonga. Ninguno ha podido acabar con la dependencia agropecuaria, en manos de un puñado de familias, que exporta productos agrícolas y cárnicos.


El Autor

Cusi Huallpa