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Sabado 16 de Noviembre del 2019

El mundo cambio cuando cambia Latino América

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El mundo cambio cuando cambia Latino América


Según el signo ideológico los comentarios serán de aprobación o censura. A pesar de que la guerra fría termino en 1989 con la caída de la cortina de hierro que dividía Europa y el mundo, en Latinoamérica los enfrentamientos entre derecha e izquierda se suceden.
 
En vez de unirnos, las ideologías nos dividen, y han sido responsable que después del boom económico que vivió la región en el presente siglo, Latinoamérica se encuentre como empezó el siglo 20, aislada económicamente, con líderes que se quieren perennizar en el poder, con revoluciones sociales. Solo somos importantes como exportadores de materias primas. Nuestra clase política nos condena desde la época de la independencia a ser la periferia del mundo, no el centro donde mereceríamos estar por nuestras capacidades humanas y de recursos.
 
Hace tiempo que viejos enemigos como los Estados Unidos, China o Vietnam, dejaron las diferencias ideológicas, y se concentraron en lo importante, su gente. China entendió que no hay revolución que aguante el hambre. Hasta la muerte de Mao Zedong, China era uno de los países más pobres y atrasados del mundo. Pudo quedarse en esa condición si Estados Unidos, la gran potencia vencedora de la guerra fría, hubiera mantenido aquel conflicto en Asia, en busca de que el gigante comunista cayera. No lo hizo Reagan, al contrario, como antes Nixon, vio que China podría ser el mejor aliado estadounidense de la región. Aprobó que sus empresas invirtieran en China, porque entendieron que como decía Deng Xiaoping, no importa de qué color sea el gato, sino que cumpla su fin, comer ratones. Una China de economía capitalista era un golpe para la URSS.
Si algo aprendió China fue que el comunismo solo sirve para mantener en el poder al partido único, pero no para desarrollar países, por ello abrieron sus mercados, liberalizaron su economía, permitieron el libre flujo de capitales, en buena cuenta se hicieron aún más capitalistas que los mismos capitalistas. Todo acompañado de un sistema de control de la natalidad férreo, que permitió que las familias chinas se esforzaran por educar a ese único hijo, que tendría la obligación, según la tradición China, de cuidar a sus padres en la vejez. Una ventaja de la china budista, que no tiene el influjo católico que aborrece todo control de la natalidad.
 
¿Por qué el modelo chino no se puede implantar en Argentina o Venezuela?
China fue un experimento exitoso, un país con dos modelos, sistema político comunista, economía capitalista. Explica porque otro enemigo de Estados Unidos, Vietnam, siguió la senda capitalista, y abrió su economía al mundo.
Resulta irónico, que en nuestros países tanto la izquierda como la derecha sigan enfrentados como en los años más argüidos de la guerra fría, y no hayan aprendido nada sobre los cambios que condujeron a los países asiáticos al desarrollo. No solo son los países comunistas, que mantienen un sistema de partido único, sino naciones como Corea, Taiwán o Singapur que hasta hace unas décadas eran gobernados por dictaduras de derecha. Cuando llego la democracia, dejaron de un lado la ideología y mantuvieron el crecimiento sostenido de sus economías. Es el caso de Taiwán y China, a pesar de sus enfrentamientos ideológicos, sus economías se complementan. ¿Porque hoy el Brasil de Bolsonaro se enfrenta a la Argentina de los Fernandez?

Mercosur vs la Alianza del Pacifico
Hasta hace unos años Latinoamérica estaba dividida ideológicamente, y por extensión sus economías. El Mercosur que nació con la idea de hacer un mercado común latinoamericano, hoy en día se vuelve un lastre para los planes brasileños de abrir su economía al mundo, y hacer competir a sus industriales dentro y fuera de los mercados brasileños. Hasta hace poco, antes de la recesión en Brasil, comprar un auto made in Brasil dentro de Brasil costaba mucho más, que comprar el mismo modelo en Perú. Ni que decir que los autos mexicanos no pueden ser vendidos en Argentina, pagarían un arancel como si fuera fabricado en Japón o Alemania.
 
Nadie entiende como nuestros politicos reiteran su compromiso latinoamericano, la hermandad del continente, pero se han cerrado a la idea de crear un gran mercado latinoamericano, donde por calidad y valor los productos del hemisferio puedan competir con cierta ventaja con productos de otros continentes. Si hacemos que un contenedor de ropa hecha en Perú tenga el mismo valor que un contenedor de ropa traído de China, la ventaja económica la tendrá China, porque produce para mil millones de consumidores, siempre tiene excedentes, aunque la calidad de los textiles peruanos sea mejor.
Ni la derecha, ni la izquierda han buscado un acuerdo que potencie nuestras economías, haciendo que sean complementarias, que entre nuestros países circulen insumos, maquinarias, productos, recursos humanos, como si sucede en otras regiones, como es el caso asiático, Japón y Corea se complementan, las industrias de Tailandia, Indonesia, China y Taiwán se constituyen en cadenas de suministros entre ellas. Eso no sucede en Latinoamérica, nuestras industrias son eficientes, pero por la burocracia y aranceles termina siendo más rentable adquirir un componente en Alemania o Japón que en Colombia o Chile.

Una de las razones de este desencuentro economico ha sido el ideologico. Brasil y Argentina son las grandes potencias industriales de sudamerica, sus clases empresariale se han sentido mas a gusto con Lula o los Kichtner que con politicos que predicaban el liberalismo economico. El miedo de los industriales latinoamericanos a competir impulso en buena cuenta a mantener su apoyo a regimenes populistas del corte socialista, que les ofrecian mantener sus mercados seguros, consumidores que no tendrian alternativa de adquirir mejores productos a menores precios, sino que debian consumir lo que la industria local ofrecia. En la teoria es buena, producir y consumir lo nuestro, pero en la practica explica porque Brasil y Argentina llevan años en recesión, y la pobreza ha crecido.  
 
Cambiar o Morir, comencemos por control de la natalidad
La izquierda argentina no quiere que haya cambios en los derechos laborales obtenidos desde hace décadas, ni tocar subsidios que nunca han dado el resultado esperado. La izquierda argentina, como la ecuatoriana o la mexicana no es capaz de comprender que, si se sigue usando el dinero del estado para mejorar la vida de los más pobres, y no se les exige nada, por ejemplo un límite de hijos por familia, seguirán generando pobreza.  
La responsabilidad es de la izquierda que subsidia, pero no planifica, y de la derecha, que, bajo la influencia de la iglesia católica, mantiene los lineamientos de el Vaticano en cuanto al control de la natalidad. La pobreza sigue creciendo, no es que seamos países más pobres, sino que los pobres se reproducen más. Es un círculo vicioso, si recibes subsidios por familia, fomentas la unión de parejas, porque quien paga las cuentas es el estado, y asi van creciendo zonas pobres, favelas o villas miserias, que requieren más servicios públicos, salud, educación, infraestructura en sus barrios, seguridad… El estado promueve las uniones de hecho, si eres soltero no recibes subsidios, si tienes hijos tendrás ayudas.
 
Es inaceptable que nunca nuestros líderes ideológicos de la izquierda y derecha hayan discutido sobre qué es lo mejor para nuestros países. Ser capaces de ceder en algunos puntos por el bien común. En países de mercados abiertos como el chileno, peruano o colombiano, donde hay menos subsidios, la discusión de la derecha es sobre eliminar la estabilidad laboral y mantener bajo el sueldo mínimo. Consideran que aumentar el sueldo mínimo es un rastre, hace menos competitivo al país, en un mundo donde, suponen ellos, los capitales van a países con mano de obra barata. Un rezago del pasado. Hoy en día los capitales buscan mercados con alto poder adquisitivo, mano de obra tecnificada, no obreros sin instrucciones que vivan bajo el umbral de la pobreza. Todo lo contrario, sucede en los países bajo la impronta socialista, allí los sueldos se aumentan por decreto, los trabajadores tienen más derechos que obligaciones, y es imposible que un empresario despida a un mal trabajador, por ende menos empleos, más emplesas quebradas, y un estado que ve reducir sus ingresos fiscales.

Si hay algo en lo que coincide la izquierda y derecha, es que siempre van al extremo, con ellos no hay término medio. No sería conveniente un pacto social, que aumente anualmente el sueldo del trabajador, y flexibilizar el régimen laboral, que una empresa en crisis pueda despedir empleados sin que se vuelva esto un asunto de estado. Los países con pleno empleo como Estados Unidos, tienen menos cargas laborales que las latinoamericanas, y si comparamos las cargas que tienen las empresas chinas con las argentinas, entendemos porque el nivel de vida del trabajador chino crece al mismo ritmo de su economía, y no a la inversa como en nuestros paises.
 
¿Si lo hizo China y Vietnam porque nosotros no?
Fue fácil para China o Vietnam pasar de ser naciones de economía primaria, con una población pobre y educación básica a ser sociedades altamente industrializadas. En unas décadas dejaron atrás la pobreza y hoy cuentan con una vasta clase media. Algunos dirán que cuando no hay libertades se puede dar el salto al desarrollo más fácilmente. Ambos países tienen regímenes de un solo partido que gobierna desde hace décadas, pero sucede lo mismo en Venezuela. Hace 21 años es un solo partido el que gobierna Venezuela, y todo ha sido a la inversa, del paraíso petrolero se pasó al infierno socialista.
 
En estos 21 años de chavismo y socialismo siglo 21, no se intentó emular a los países socialistas asiáticos, se quiso ir a contra corriente e imponer la misma economía que ya había fracasado en el siglo 20. Ni siquiera en el tema de control natal fueron capaces de revertir una situación reiterativa, la pobreza no se vence con subsidios, cuando se terminan vuelven a ser tan pobres o más que antes, sino con educación, salud de calidad, y oportunidades para que el joven que deja las aulas escolares o universitaria pueda emprender su propio negocio. Asi es como Estados Unidos ha alcanzado el desarrollo, con una clase media que desde su hogar emprende negocios. Esa es la base como China está dejando atrás el legado de Mao Zedong, consolidando una clase media. Venezuela quiso por decreto desarrollar una clase media, pero sin fundamentos económicos, sino a través de subsidios. Podemos imaginar que sería Venezuela hoy, que durante años recibió decenas de miles de millones de dólares por el petróleo, si hubiera dado créditos con cero intereses a sus emprendedores. En Estados Unidos el estado no subsidia a los emprendedores, ni en China, pero con dinero fluyendo sin mucho esfuerzo, la mejor manera de invertirlo no era regalando la gasolina, cuesta más una botella de agua que un tanquear una camioneta.

El mismo problema venezolano lo ha vivido Mexico, un país que por cerca de 70 años fue gobernado por un solo partido, que tiene una economía liberal, pero que ha sido incapaz de aprovechar sus potenciales económicos para alcanzar el desarrollo. Igual que sucede en el resto de países, el estado fracaso en las políticas de planificación reproductivas. Se dan subsidios a los más pobres, pero en la práctica no se les exige nada, y se vuelve un problema social presente y futuro. Las economías de Brasil o Mexico han crecido en las últimas dos décadas, pero no al mismo ritmo de su población. Eso es un lastre en el desarrollo de nuestros países.

 


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