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Lunes 17 de Mayo del 2021

Los vacíos del plan de gobierno de Pedro Castillo, la segunda reforma agraria

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Los vacíos de un plan de gobierno de Pedro Castillo, la segunda reforma agraria


A estas alturas del partido, faltando 3 semanas para las elecciones, de segunda vuelta, con la cancha inclinada en favor del partido Fuerza Popular, más de uno, que mira de reojo la campaña, esperaba en silencio una prueba de que Castillo no sería una amenaza para la economía peruana. El ciclo de 19 años creciendo ininterrumpidamente, hasta la pandemia, reduciendo la pobreza, aumentando el consumo en todos los hogares peruanos, haciendo de la Marca Perú un emblema mundial, si es un milagro peruano, si consideramos que el año 2000 teníamos 60% de pobreza, casi 2 de cada 3 peruanos era pobre, el más alto índice de desempleo de la región y las exportaciones peruanas se reducían a minerales y harina de pescado. Hoy nuestros productos de exportación son de los más diversificados de Sudamérica, Chile sigue dependiendo del Cobre y Argentina de la Carne y cereales, mientras que Perú ha conseguido diversificar su canasta exportadora y tiene mucho potencial para seguir ampliándola. El año pasado a pesar de la pandemia se exporto: US$46.948 millones en productos desde mineros a manufacturas, y de estos cerca de US$7 mil millones fueron productos agrícolas.

¿Qué significa esa segunda reforma agraria que ha expuesto el candidato Pedro Castillo en su nuevo plan de gobierno, Perú al Bicentenario sin Corrupción? Está hablando de Expropiar los miles de fundos agrícolas que en estos últimos 20 años le han ganado tierras al desierto o han sido trabajadas en áreas andinas donde no crecía nada. ¿Quiere expropiarlas y devolverlas al estado? Esa falta de claridad, sumada a la incapacidad de Castillo de aparecer más ante cámaras y dar a conocer sus propuestas, es lo que más asusta a muchos, el diablo está en los pequeños detalles no explicados, parafraseando el dicho popular, y en esos detalles esta también su derrota, en no haber podido dejar en claro en su nuevo plan de gobierno que acciones va a tomar, en este caso en el sector agro exportador, que ha sido el último año satanizado por diversos sectores.

Si Pedro Castillo parece tener en la mira el tema agrario, keiko Fujimori, su adversaria, no parece prestarle mucha atención a un sector que significa 4 millones de empleos directos o indirectos. La agricultura: pequeña, mediana o grande, de parcelas o agro industriales, requiere mucha mano de obra, infraestructura, como canales de regadío, carreteras, pero sobre todo recursos económicos para ser factible. Hasta el momento no se escucha nada al respecto en Fuerza Popular, y lo lamentable es que volverán a insistir con la llamada Ley Chlimper, que murió porque termino dejando de lado a los trabajadores.

Lo que necesita el agro peruano, para alcanzar la meta de convertir al Perú en uno de los “20 proveedores de alimentos más importantes del mundo”, es sincerar la situación del agro, no pueden los empresarios agrícolas seguir pagando bajos sueldos a sus empleados, pero tampoco pueden los agroexportadores mantener planillas de trabajadores en épocas donde no hay trabajo, se necesita una ley de empleo agrario que permita a los empresarios contratar trabajadores cuando lo requieran, y que no se vuelva un problema prescindir de un trabajador, lo que lleva a informalizar el trabajo agrícola.

Si los agroexportadores consideran que el Perú ofrece todas las condiciones para seguir creciendo, y prosperando, mejorar las remuneraciones en el agro es vital, no solo para su sector sino para todo el desarrollo del Perú. Si mantenemos un sistema económico de empresas exitosas que solo pueden ofrecer sueldos de sobrevivencia, los pobres nunca podrán salir de la pobreza, y tendremos siempre estos ciclos electorales donde la amenaza del comunismo, de acabar con todo, se repetirá una y otra vez hasta que suceda, y un nuevo Velazco Alvarado, como elefante entrando el cristalería, reviente todo.

Necesitamos en estos próximos cinco años duplicar nuestras exportaciones agrícolas, eso es lo único que puede garantizar que zonas excluidas como la sierra reciban grandes inversiones, no se hará con más planificación, como propone el plan de Perú Libre, se hará con el estado ampliando la frontera agrícola y garantizando que las nuevas tierras de cultivo se otorgue a pequeños agricultores; los empresarios, los medianos y grandes, deben seguir ganando tierras en la costa, sierra y selva que solo con tecnología se harán productivas. Ese es el éxito agro exportador peruano, hay cientos de miles de pequeños fundos agrícolas que producen para nuestros mercados, mientras tenemos un sector agroindustrial que produce para exportar, y no deja desabastecido el mercado peruano. Por eso podemos ser autosuficientes, no depender de la importación de alimentos. Querer planificar el agro no es posible, por el contrario puede generar más corrupción, que un funcionario público decida, ¿en base a qué? ¿A la coima que le dará una empresa para que no la incluya en la lista de monopolios? O que decida a quien le otorga un préstamo, ¿o que producir? El mejor ejemplo de planificación en el siglo 21 es Venezuela, el intento de planificar el sector agrario acabo con el agro, y desde que se impuso el chavismo en dicho país depende casi por completo de la importación de productos agrícolas.

Volvemos a repetir, en los detalles, en los pequeños detalles no explicados esta la libertad para que, de ganar, Pedro Castillo pueda imponer sus ideas anti capitalistas en el agro, y volver a aquellas épocas cuando sin carreteras, sin grandes mercados a donde llevar sus productos, un agricultor de Junín podía recibir 5 centavos de sol por kilo de papa que le ofrecía un camionero venido de Lima, era eso o dejar podrir su producción. Eso no fue hace mucho.

Está en Perú Libre salir a explicar ese capítulo de su plan de gobierno, porque de lo contrario a muchos, quienes lo está leyendo, ya no les dejara dudas sus planes económicos, viendo cada día con mejores ojos a su rival, y haciendo que una gran mayoria continue pensando que es mejor viciar o dejar en blanco su voto, y eso no lo beneficia. 


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