La única forma de proteger la democracia es con la verdad
Home Editorial

Martes 19 de Noviembre del 2019

Cuando los banqueros no usan los bancos

Autor:


Los empresarios peruanos no son innovadores, no invierten en proyectos de riesgo, no invierten en tecnolog


Cuando los banqueros no usan los bancos



¿Es una sorpresa los aportes del Grupo Romero a las campañas del 2011 y 2016 de Keiko Fujimori? No. Muchos sabían que en 2011 los empresarios peruanos, de forma organizada a través de la Confiep, o individual, aportaron dinero a favor del candidato de la derecha, Keiko Fujimori, y contra el candidato de la izquierda, Ollanta Humala.

Era un temor fundado el de los empresarios peruanos que la victoria de Humala en 2011 impusiera un modelo socialista, que rompiera con el auge económico que vivía el Perú, y que no solo los había hecho más ricos, sino reducido la pobreza peruana. El chavismo en 2011 seguía siendo una fuerza poderosa en latinoamerica, y amenazaba con exportar su modelo socialista siglo 21 a todo el continente. Si Keiko recibió dinero de los empresarios peruanos y Odebrecht, Humala es sabido, que por intermedio de Lula consiguió 3 millones de dolares de Odebrecht. Además de financiamiento directo del mismo Hugo Chavez.

Al final el Perú prefirió votar por un desconocido Ollanta Humala, antes que por un partido del cual tenia certeza era corrupto. Los peruanos no le temieron al chavismo, una buena mayoría de peruanos que creían en el libre mercado, y eran afines a la derecha peruana, prefirió votar por el izquierdista Humala, antes que por la hija del autocrata. Fue una lección de civismo y responsabilidad ciudadana. El triunfo de Humala hubiera sido imposible si la derecha peruana, encabezada por Mario Vargas Llosa, no hubiera dado su voto al candidato de la izquierda. Cinco años después la izquierda peruana, que representaba cerca al 15% de electores, volvió a demostrar que antes que la ideología estaban los principios democráticos y apoyo al otro candidato de la derecha, Pedro Pablo Kuczynski contra Keiko Fujimori. Volviendo a ser derrotada, esta vez por un pequeño margen.

A pesar de los millones de dolares que los empresarios aportaron, sin declarar, a las campañas de Keiko Fujimori, los peruanos se negaron a darle la presidencia a un partido político, cuyos integrantes tenían denuncias o habían sido condenados por corrupción. Fue una demostración de peruanismo. No importo el color ideológico, sino la conciencia cívica. Se podía dudar de Ollanta Humala en 2011, y de PPK en 2016, pero los peruanos sea cual sea su ideología si sabían quien estaba detrás de la candidatura de Keiko Fujimori, y el retroceso que significaría tener a una presidenta que como su padre, no comulgaba con la democracia, no escuchaba, sino imponía, y no tenia en su agenda la lucha contra la corrupción.  Todo esto lo probo siendo lideresa del partido mayoritario en el congreso, acabando con la reforma educativa, sacando del ministerio de educación a dos eficientes ministros, provocando la destitución de todo un gabinete ministerial, y del propio PPK, como impidiendo que jueces, magistrados y fiscales involucrados en casos de corrupción sean investigados por el poder judicial.

El pueblo peruano vio en Keiko Fujimori una amenaza, por eso se movilizo para impedir su victoria el 2011 y 2016, mientras los empresarios hacían todo lo contrario, financiaban su campaña y abrían sus canales y redacciones para enaltecer la candidatura de Keiko. Es bien conocido que durante la campaña del 2011 América Televisión, el canal de señal abierta mas poderoso del Perú, despidió a periodistas y productores que se negaron a apoyar a su candidata Keiko Fujimori. El mismo Mario Vargas Llosa dejo de colaborar con el diario El Comercio por la forma en que este medio atacaba al candidato Ollanta Humana, y abiertamente hacia campaña por Fujimori.

Con las declaraciones de Dionisio Romero Paoletti, se puede entender porque la CONFIEP y muchos empresarios mantuvieron su apoyo a Keiko Fujimori y su partido Fuerza Popular, a pesar de que este grupo mostraba signos de querer mantener la corrupción del poder judicial, y detener la reforma política, que impidiera en el futuro que los grupos económicos peruanos financiaran campañas políticas. 

Rafael Vela, fiscal coordinador del equipo especial Lava Jato, resaltó que las reciente revelaciones de Dionisio Romero Paoletti, presidente del directorio del Grupo Credicorp, respecto a los aportes a la campaña presidencial de Keiko Fujimori consolida la hipótesis de la investigación que manejan.

“Para nosotros, consolida nuestra hipótesis de investigación, porque se recibe de manera oculta estas cantidades de dinero, posicionan además a Keiko Fujimori dentro del contacto directo con el aparato de captación de estos recursos que estaban vinculados en la presunta organización criminal. En este caso en particular, le pone un rostro más visible que tiene la señora Fujimori”, dijo Vela Barba en Canal N.

Hace unos meses otro empresario, Hugo Delgado ex gerente general de RPP, declaro también a la Fiscalía la entrega de $210 mil en efectivo por parte de José Chlimper para pagar la pauta publicitaria de la campaña de Keiko Fujimori en 2011. Así era como se manejaban las campañas políticas en el Perú, con dinero en maletines, sin declarar. 

La declaración de Dionisio Romero Paoletti es vital para entender porque el fujimorismo, y toda la clase política se negaba a cambiar el actual sistema electoral peruano. Los partidos políticos son un negocio lucrativo, ponen en venta su influencia, ofrecen a empresarios la esperanza de que cuando lleguen a gobernar sabrán agradecer sus aportes. La actual crisis económica peruana no se debe a una inacción del ejecutivo, sino en el estancamiento de una clase empresarial que no innova, no invierte en tecnología, no arriesga en proyectos ambiciosos, ni busca de competir en los mercados mundiales, sino que se les hace mas lucrativo hacer negocios con el estado peruano, mantener privilegios económicos, quejarse si se discute aumentar el sueldo mínimo o celebrar cuando se les reduce el impuesto a la renta.

No solo debemos cambiar el sistema político y de justicia, sino en adelante la relación del estado con la empresa privada. Se puede hacer una ley para impedir que se financie campañas políticas, pero todos sabemos que los políticos encontraran la manera de recibir donaciones para sus fines políticos. Lo que se debe hacer es cambiar la forma en que el estado hace negocios con la empresa privada, acabar con adendas que aumentan el presupuesto de las obras, y lo que es mas importante limitar el accionar de congresistas que confeccionan leyes que benefician a grupos económicos.

Quizás es hora de una ley de Lobbys, que permita discutir abiertamente proyectos de ley que puede beneficiar a un sector, eso permitirá saber lo bueno o malo de un proyecto, saber quienes están detrás del proyecto de ley, y por lo menos sera la empresa privada la que contrate lobbystas que vendan la idea, y no que sean los mismos congresistas los que por dinero en efectivo busquen imponer una ley.


El Autor